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Marx en Palacio: nada de enorgullecernos hasta acabar con la educación neoliberal

 Un funcionario se ha echado a cuestas la tarea de formular, de cero, la educación 4T; es Marx Arriaga, quien hoy estuvo en la conferencia mañanera en Palacio Nacional y respondió a sus críticos

El respondable de materiales educativos; detrás de él, el Presidente

El respondable de materiales educativos; detrás de él, el Presidente

Marx Arriaga, el funcionario que mejor representa esa corriente de pensamiento 4T clavada en su convicción de que está cambiando al mundo y quien en la práctica ha tomado en sus manos la reforma de los programas educativos de nivel básico, anunció hoy en Palacio Nacional que sigue su curso la labor de dar a la luz “una nueva familia de libros de texto”. Detrás de ello está la implementación de un plan y programa de estudios 2022 que fue duramente criticado por especialistas, pedagogos y académicos hace una semana. La respuesta, con alusiones, aunque no directas, es clara: se pretende acabar hasta en el menor vestigio de lo que Marx nombra “modelo educativo neoliberal”.

La visión de Arriaga está a la izquierda del Presidente y queda muy bien reflejada en el fraseo final de su intervención en la conferencia mañanera: “Podría señalar centenares de problemas sociales que el modelo neoliberal meritocrático, conductista, punitivo, patriarcal, eurocentrista, competencial y colonial ha generado, poseemos centenares de artículos y ponencias que así lo confirman…”

El funcionario, un director general, de nivel discreto jerárquico de cara a un cambio que afectara a 20 millones de menores de edad, pero con un impresionante derecho de picaporte en Palacio Nacional, hizo un ejercicio de autocrítica, también muy al estilo amlista, y dijo que no está satisfecho con la noventena de nuevos libros que cuyos contenidos ya acabó y que se usarán en primaria y telesecundaria. “Esta cantidad nos podría llenar de orgullo, pero en la SEP en general y en la Dirección de Materiales Educativos (la oficina a su cargo), reconocemos que se trata de un deslucido ejercicio de retórica, porque esos materiales, en mayor o menor medida, así como la práctica docente, continúan con el modelo educativo neoliberal”.

Al hablar de “un deslucido ejercicio de retórica”, parafraseaba lo dicho por sus críticos, quienes hace una semana publicaron un desplegado advirtiendo el riesgo de implementar un plan y programas educativos sin diagnóstico de por medio, ideologizados y carente de referencias pedagógicas. Carlos Mancera, Eduardo Backhoff Escudero, Gilberto Guevara Niebla, Jacqueline Peschard, José Francisco Barnés de Castro y otros muchos hasta completar ciento veinte firmantes, señalaron en ese desplegado que “los documentos de la SEP están redactados en una confusa retórica a veces incomprensible en la cual no se definen con claridad los objetivos que se persiguen”.

Marx Arriaga no mostró que las críticas le movieran ni poquito de sus convicciones. A la crítica anunciada, antepuso las cifras de las asambleas que, aseguró, se efectuaron para echar a andar plan y programas. “Repito con claridad y exactitud, es un millón 16 mil 190 personas involucradas, incluyendo familias y organizaciones civiles que, en asambleas, participaron en la reconfección del plan y programa de estudios”.

Aprovechó el momento para decir, “alto y claro que no aceptamos que la Conaliteg (la comisión que imprime los libros de texto) siga gastando en libros que continúen el modelo neoliberal”. A la Conaliteg la tildó de burocratizada y deshumanizada.

Tuvo buen cuidado de alabar la labor de los maestros sindicalizados, a quienes señaló que se les había subestimado en las capacidades pedagógicas. “Hasta los funcionarios más conservadores de la SEP” reconocen que esto fue un error, señaló Marx. Según un video mostrado en Palacio por el funcionario, esta sería la primera vez que los docentes participan en una reforma educativa.

Los asistentes a la mañanera en Palacio lo escucharon sin mayor sobresalto, algo que no ocurre en la SEP, indican fuentes de la dependencia, pues allí el tono es el mismo: la educación actual, según Arriaga, es una imposición del capitalismo exacerbado con la que hay que terminar. Pensamiento científico o matemático, sin parte de esa imposición…